ME DIRIJO A VOSOTROS
En el mundo visible todas las leyes en la naturaleza son dadas por el Creador de tal manera que la más mínima contravención provoca una destrucción igualmente visible de lo creado, por lo que la voluntad divina y Su omnipotencia deben permanecer activas para preservar lo existente. Entonces, un ser, ya sea del mundo espiritual o terrenal, no puede provocar un cambio en los sucesos de la naturaleza que no correspondiera a la voluntad del Creador. Así que el hombre jamás podría influir en las leyes de la naturaleza, y sus esfuerzos por revocarlas automáticamente sería en vano.
Sin embargo, hay muchas posibilidades para que las personas colaboren activamente en la voluntad de Dios y, por lo tanto, participen, por así decirlo, en la modelación o remodelación de la superficie terrestre, para que en cierto sentido también sean creativos ya en la tierra. Pero entonces la voluntad del hombre siempre debe someterse a la voluntad divina para que las obras creadas sean duraderas. Todas las acciones del hombre tienen que adaptarse a las leyes de la naturaleza, ya que descuidarlas puede resultar en una destrucción inmediata o implicaría un lento deterioro del conjunto.
Donde las fuerzas naturales, que corresponden a la voluntad de Dios, prueben ser beneficiosas para el obrar terrenal, allí también serán favorecidas todas las actividades de la gente, es decir, allí el hombre solo cumple lo que es la voluntad de la Deidad eterna, aunque aparentemente voluntarioso, mientras que todo obrar que no sea querido por Dios, por violar las leyes de la naturaleza, solo producirá resultados infructuosos.
A menudo las consecuencias no se notan de inmediato y eso conduce al hombre a la falacia de que él puede actuar a su propia discreción, pero luego los efectos dañinos para la humanidad son mucho más extensos, pero a menudo aún no son una prueba para la persona engañada que actúa y piensa incorrectamente. Entonces el robo terrenal, dentro y en la tierra, afectará a las personas de manera aterradora, si adquiere proporciones que no corresponden a la voluntad de Dios ….
Amén